Con aerosol en mano


Hace seis años que Camper se hizo graffitero. Ese no es su nombre sino su Tag. Esta es una práctica común dentro del graffiti, aunque algunos lo utilicen más que otros. Consiste en un seudónimo por el cual se hacen llamar, y a la vez lo usan como una firma que plasman en las paredes: algo sencillo y rápido, una marca de un solo color. En el caso de Camper, ya casi no lo aplica para pintarlo en las paredes, sin embargo pide ser nombrado así en la nota.
Ahora está a minutos de pintar unos camiones abandonados. Cuando empezó tenía trece años. Se juntaba con sus compañeros de la escuela y confiesa que ni siquiera sabía usar el aerosol. Hoy tiene diecinueve y muchos de los que lo acompañaban en ese momento hace rato dejaron la actividad. Vestido con bermuda de jean, un buzo, cargando una mochila, su aspecto no se diferencia mucho de cualquier otro pibe de su edad.


Recuerda aquellas primeras experiencias como “malísimas”, y cuenta que las primeras técnicas que utilizó las había visto en videos de Youtube. Ahora en cambio sabe perfectamente qué material utilizar según la superficie y trabaja en base a un proyecto. “Normalmente usamos látex, esmalte sintético y aerosoles”, dice. Para Camper ser graffitero hoy es sólo un pasatiempo que comparte con el estudio y otras actividades.

Si bien reconoce a varios referentes en la ciudad, manifiesta su admiración por Doble, un graffitero reconocido en La Plata. “Para mí era un grande, un amigo que era re manija, siempre se la jugaba, y en eso nadie le gana”, cuenta. En sus comienzos no tenía la herramienta de Internet. Por eso lo único que conocía era lo que veía en la calle. Camper cuenta que con la aparición de las redes sociales hoy puede conocer experiencias de otros países.
“Un buen graffiti tiene variables. Depende del lugar donde lo haces y la forma, que tiene que estar piola. Pero si está piola, en un lugar difícil de ponerlo y que se vea mucho, está mejor todavía. Si está en el lugar más difícil que ponele es un tren de Europa, y está re zarpado es el mejor. Y si tiene un significado o algo que te haga reír, buenísimo”, explica mientras nos guía hacía el lugar donde estaban los camiones.
En general los graffiteros pintan en grupo, lo que llaman Crew. Camper pertenece a los Mec´s, y aunque a veces pinta solo en la mayoría se encuentra acompañado. Hoy lo banca Murga. Ellos no pintan bajo ningún lineamiento político y no califican como graffiti a lo que los movimientos políticos plasman sobre las paredes. “Para mi lo que dice La Cámpora, lo que dice Cristina, lo que dice Massa o “Scioli presidente” no es graffiti ni está cerca de serlo y es solamente política. Me molesta por que hay gente se compra pintura y ellos lo arruinan por una campaña política. Prefreiría que este todo pintado por gente que tiene ganas de pintar de verdad”, sentencia.
Camper cree en la posibilidad de hablar con los dueños de las paredes y hacerle una propuesta que pueda interesarle, y así consensuar intereses. Aunque no niega que muchas veces se hace difícil. “Igualmente de noche podés hacer cualquier cosa, ahora estoy más cagón que cuando era chico, era muy mandado”, recuerda.
También menciona la relación de los graffiteros con las autoridades. “Cuatro veces nos paró la policía y nos han hecho bajar bastante, no les cabe que estemos pintando”, comenta.
Por último, minutos antes de comenzar la obra, menciona la nueva campaña que promulgó la municipalidad este año, llamada “Pinto cuidar lo nuestro”, por medio de la cual les han tapado varios graffitis, muchos de los cuales estaban hechos bajo el permiso del dueño de la pared. Ante esta situación Camper nos deja revoloteando en la cabeza una reflexión interesante: “El graffiti en los últimos años ganó mucho poder, por lo que los políticos tienen menos paredes ahora y lo que están haciendo más que nada es recuperar paredes para volver a hacer política sobre ellas. La municipalidad dice que nos apoya pero la realidad es que no lo hacen para nada, en muchas cosas miran para otro lado y están más preocupados en poner: la plata ciudad limpia, que en hacer una cosa bien que le puede dar un patrimonio cultural a la ciudad como puede ser Valparaíso o Ámsterdam”
No todas las personas acuerdan con esta práctica y no solo la policía es quien se encarga de impedirla. Más de una vez tuvo que “descartar” o dejar de pintar por que pasaba algún auto lento o con apariencia sospechosa. Finalmente todo salió de la manera esperada y los graffitis quedaron decorados con sus diversos colores los camiones grises y abandonados.

 


                                                                                                                                                     Por Gregorio Morosi